Hace más de 2.000 años los fenicios ya comerciaban con el vino de Menorca, que era conocido en todo el mediterráneo, hasta llegar a su mejor momento en el siglo XVIII, durante la dominación británica de la isla.

En 1982, un joven y entusiasta menorquín, Carlos Anglés, decidió iniciar una plantación de viñas con la intención de recuperar la elaboración de vino en la isla. Plantó 40 variedades diferentes de plantas con la ayuda de su padre, “l’avi en Buri”, que recién jubilado asumió el reto de cuidarlas durante los primeros años. Fueron años marcados por vendimias llenas de amigos y familia que servían de excusa para compartir y celebrar la vida, pero también para el estudio detallado de las variedades y averiguar cuáles se adaptaban mejor al terroir de la isla.

Luis, el hijo de Carlos, regresó a Menorca para ayudar a su padre en la construcción de la nueva bodega, que abrió sus puertas en 2004. Diez años después tomó las riendas de Binifadet, abriendo nuevos caminos en la elaboración de vinos: los vinos de parcela (Tanca), las variedades autóctonas y los vinos con elaboraciones más radicales (Pieles).

Luis y Patricia llevan más de 10 vendimias manteniendo vivo el espíritu de compartir y celebrar la vida, recibiendo en nuestra casa a todo aquel que sienta curiosidad por descubrir nuestro proyecto de vida.